Un nuevo estudio descubre nematodos antiguos que se alimentaban de pseudoescorpiones, capturados en fósiles de ámbar del Báltico.
El que madruga se queda con el gusano, pero como lo demuestra la investigación de fósiles realizada por un científico de la
Universidad Estatal de Oregón, el primero que madruga se queda con el arácnido. Este intrigante hallazgo proviene de un estudio de un espécimen de ámbar báltico que reveló que hace millones de años, pequeños gusanos conocidos como nematodos vivían dentro de la capa protectora externa de los pseudoescorpiones y se alimentaban de ella.
“Esto es muy extraño”, comentó George Poinar Jr., experto en el análisis de formas de vida conservadas en ámbar y profesor de cortesía de la Facultad de Ciencias de OSU. "No se sabe que ningún otro nematodo asociado a invertebrados tenga este hábito específico". Estos hallazgos se detallaron en la revista Historical Biology.
Pseudoescorpiones y nematodos: una ecología antigua
Los pseudoescorpiones, como los describe Poinar, son un linaje diverso de arácnidos. Más pequeños que los escorpiones, carecen de aguijón y cola y habitan en diversos entornos en todo el mundo. Estas criaturas están asociadas con una amplia gama de organismos parásitos, incluidos los nematodos.
Los nematodos se encuentran entre los animales más abundantes del planeta y “viven libremente” en el agua, el suelo y la corteza terrestre, además de parasitar una gran colección de especies de plantas y animales.
Los nematodos fósiles estudiados por Poinar muestran estructuras en forma de lanza bien desarrolladas conocidas como estiletes. De manera similar a una aguja hipodérmica, un nematodo usa su estilete para perforar células y extraer alimento, en este caso de la hipodermis del pseudoescorpión, parte de la cubierta exterior conocida como tegumento.
"Aparte de los estiletes y de poder determinar que algunas hembras todavía contenían huevos, otros caracteres pertinentes no son claramente visibles", dijo Poinar. "Así que coloqué los nematodos en el grupo colectivo establecido género Vetus, que se estableció en 1935 para nematodos fósiles que no podían ubicarse en ninguna familia existente conocida".
Las estimaciones de la edad del ámbar báltico varían ampliamente, señala Poinar, desde 23 millones de años hasta 55 millones, dependiendo de quién realiza la estimación y qué método se utiliza.
"El hecho de que algunos nematodos fueran capaces de establecer asociaciones parasitarias tan únicas como las que estamos viendo es muy inusual", dijo Poinar. "Se espera que este artículo inicial estimule a los investigadores a realizar un seguimiento y encontrar más información sobre la ubicación sistemática de estos nematodos".
Autor Rosa Célleri
Imagen de portada: Pequeños gusanos conocidos como nematodos vivían dentro de la capa protectora exterior de los pseudoescorpiones y se alimentaban de ella. Crédito: George Poinar Jr.
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